A veces las cosas no van como nosotros querríamos; entonces nos frustramos y nos bloqueamos. Quizás hasta nos cruzamos de brazos, nos ponemos de espaldas a la vida y, como un niño enfadado, le decimos: “pues ahora no juego”.
Y eso no nos lleva muy lejos, ¿verdad?
Uno de los puntos fuertes del coaching es que nos hace tomar conciencia de nuestra capacidad de elegir y de crear algo nuevo en mitad del mayor de los bloqueos, y nos da las herramientas para ello.
Elegir es establecer una conversación con la vida, un diálogo. Es encontrar el placer y la aventura de jugar a este juego que llamamos vida.
Elegir es estar dispuesto a apostar, mover una ficha y esperar a ver cuál mueve la vida a continuación. Es creativo, y te hará sentir vivo.
¿Y cómo elegimos?
A veces pienso que elegir es como navegar con un velero. Lo primero es pararte a escuchar, a sentir. Sentirte a ti mismo, escuchar hacia dónde quieres navegar de corazón para sentirte pleno, qué es lo que realmente te importa en la vida, hacia qué tierras quieres poner rumbo. Después, escuchar y sentir cómo están los vientos, en qué direcciones soplan. Sentir entonces, ver, el punto de encuentro entre el interior y el exterior, aprovechar los vientos para ir hacia donde tu interior te quiere llevar.
Reconocer nuestra capacidad de crear algo diferente y mejor para nosotros y para los demás a partir de cualquier circunstancia, eligiendo moverte de una nueva manera (¡o pararte!).
Hace unos días me encuentro con esta frase en una camiseta:
“Haz lo que puedas,
con lo que tengas,
allí donde estés.”
Lo que me apasiona de esta frase es que SIEMPRE podemos elegir hacer algo bueno por nosotros, en cualquier situación.
¿Qué eliges tú?
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