Dos mujeres entran en la galería de arte. Cierra en veinticinco minutos. Entre las fotografías en blanco y negro se deja oir levemente una música hipnótica, densa, sensual. En realidad viene de la sala de al lado. Tras las cortinas negras se abre un mundo oscuro, iluminado por momentos por la proyección que viene y va. Las fotografías se van sucediendo, pero es la música lo que las mueve, al principio lentamente. Una de ellas se sonríe. Se imagina bailando por la sala mientras posibles visitantes entran y las contemplan. Un elemento más de la exposición. Entonces empiezan a moverse, a ocupar el espacio, a dejar que la música mueva los cuerpos y a permitir que algo efímero sea creado en esta tarde de verano sofocante.
Sólo la sonrisa del vigilante al salir les permite saber que no sólo ellas disfrutaron de un instante de creación.
Para Encarna
Nos sucedió en realidad el pasado Martes.
Momentos de autenticidad, espontaneidad y creatividad disponibles para cualquiera que elija estar abiert@ a ellos.
¿A qué te vas a atrever tú?
